El 61% de los empleados considera que recae en los gobiernos la responsabilidad de crear condiciones laborales más justas y sostenibles. Aunque muchos empleados creen que ellos mismos (65%) y sus empresas (70%) juegan un papel clave en la construcción de un entorno laboral más justo, también reconocen que los gobiernos no pueden quedarse al margen. Las políticas públicas deben adaptarse al ritmo de los cambios que transforman el mercado y la fuerza laboral actuales.
Veamos cómo la fuerza laboral global es capaz de percibir, de una manera muy explícita, el papel que los gobiernos deben tener cuando se trata de mejorar las condiciones de trabajo. A través de los últimos datos del Informe Global sobre la Fuerza Laboral del Futuro, profundizamos en las expectativas, vivencias y principales inquietudes de quienes forman el motor del mundo laboral.
Una vía de entrada al empleo
El empleo temporal, aunque representa un pequeño porcentaje del total del mercado laboral en la mayoría de los países —entre un 1 % y un 3 %—, desempeña un papel más relevante de lo que podría parecer a simple vista. Se basa en un modelo donde intervienen tres partes: la persona trabajadora, la empresa contratante y la compañía donde finalmente se presta el servicio.
Lejos de estar limitado a un sector o perfil concreto, este tipo de empleo está presente en una amplia variedad de industrias. Tanto quienes desempeñan funciones administrativas como quienes trabajan en otros entornos profesionales han pasado por una agencia en algún momento. De hecho, los datos muestran que incluso hay una ligera mayoría de trabajadores de oficina que hoy en día siguen vinculados a este tipo de contratación.
Para muchas personas, esta modalidad representa una oportunidad real de incorporarse a la fuerza laboral, adquirir experiencia y dar los primeros pasos en su trayectoria profesional.
Formación continua: una tarea compartida
La mayoría de los profesionales es consciente de que actualizar sus conocimientos y adquirir nuevas competencias es esencial para avanzar en su carrera. De hecho, un número significativo de personas que no desempeñan funciones de oficina reconoce tener brechas en sus habilidades. Frente a esto, muchas voces dentro de la fuerza laboral opinan que las empresas deberían priorizar la capacitación interna antes de buscar talento fuera. Sin embargo, todavía hay una parte importante de empleados que nunca ha tenido una conversación seria sobre su desarrollo profesional. Esto indica que, aunque el interés por crecer está presente, todavía existen barreras para convertirlo en una realidad.
Aquí es donde surge la oportunidad de colaboración entre el ámbito público y el privado. Si bien las diferencias regionales son evidentes, hay un consenso claro: los gobiernos también deben implicarse en el impulso de políticas que apoyen el progreso profesional y la formación a lo largo de toda la vida laboral.
Ahora bien, aunque se reconoce el papel que puede jugar el sector público en el desarrollo profesional, no siempre es percibido como el más eficaz. Solo una pequeña parte de los trabajadores ha recurrido a los servicios públicos de empleo para recibir orientación sobre su carrera, y solo una increíble minoría considera que la ayuda recibida ha sido realmente útil.
En este contexto, las administraciones pueden actuar como catalizadoras del cambio de dos formas principales: por un lado, fomentando que las empresas acompañen a sus equipos en el crecimiento profesional, con acciones alineadas con sus trayectorias y aspiraciones; por otro, estableciendo alianzas con entidades privadas que cuenten con soluciones efectivas y adaptadas a las necesidades actuales.
Estas tendencias reflejan una clara oportunidad para que los proveedores especializados en formación y transición laboral conecten con una fuerza laboral que demanda orientación personalizada, práctica y alineada con los retos del mercado.
Qué esperan los trabajadores del sector público
Cada vez son más los empleados que creen que los gobiernos deberían involucrarse de forma más eficaz y activa en la regulación de aspectos clave que afectan al entorno laboral. Aunque la mayoría apoya esta intervención, solo una minoría se muestra en desacuerdo con un mayor control regulatorio. Entre los temas que generan mayor interés destacan la necesidad de normas claras sobre la flexibilidad horaria y una mayor protección ante despidos. Esta combinación revela una aspiración clara: poder contar con más libertad sin renunciar a la estabilidad.
Muchas cuestiones hacen referencia a otros aspectos deseables, entre ellos cuánto dura la jornada, la semana laboral de cuatro días y la implementación de turnos de trabajo; donde las instituciones públicas deberían tener un papel más visible.
Uno de los ámbitos donde la demanda de intervención es especialmente alta es el de la formación. Cerca de siete de cada diez personas creen que el gobierno debería reforzar su papel en este terreno, ya sea mediante programas de reciclaje profesional, acceso equitativo a cursos de mejora de competencias o con iniciativas innovadoras como cuentas de aprendizaje personalizadas. A su vez, se destaca la importancia de vincular mejor el sistema educativo con las necesidades del mercado, apostando por modelos de formación profesional adaptados a los desafíos actuales.
Tras la pandemia, también ha crecido el interés por una normativa más clara en relación con el trabajo remoto. Aunque una pequeña parte de la fuerza laboral no ve necesario que se regule más este aspecto, para la mayoría sigue siendo un punto relevante.
Finalmente, afrontamos una temática generadora de opiniones encontradas sobre el uso de la IA en los procesos selectivos. Mientras algunos piden normas más estrictas para su aplicación, otros no ven necesario un cambio legislativo inmediato. Esta diferencia de posturas sugiere que, antes de tomar decisiones drásticas, sería útil que los responsables públicos escucharan activamente a la ciudadanía y entendieran mejor sus inquietudes.
Mirando hacia adelante: un compromiso compartido
El mundo del trabajo está cambiando a gran velocidad, y con él, las expectativas de quienes lo conforman. Las personas no solo buscan mejores condiciones laborales, sino también un entorno más justo, flexible y orientado al desarrollo a largo plazo. Para que esto sea posible, se necesita un enfoque colaborativo donde gobiernos, empresas y profesionales remen en la misma dirección.
Los datos muestran con claridad que los trabajadores no quieren quedarse al margen de estos cambios, pero tampoco desean afrontarlos solos. Solicitan que los procesos estén enmarcados para combinar seguridad y oportunidad y que el ámbito formativo, tecnológico y regulatorio se tengan en cuenta de manera equilibrada, realista y eficaz.
En este escenario de transformación constante, el fortalecimiento de la fuerza laboral no es solo un objetivo, sino una responsabilidad compartida. Escuchar sus voces, entender sus necesidades y actuar en consecuencia será clave para construir un futuro laboral más inclusivo, resiliente y preparado para los desafíos que vienen.